El
cuento El rey burgués se publicó por primera vez en 1887 en un
diario de Chile con el nombre de Cuento
alegre y luego en 1888 como la
primera novela de la primera edición del tono Azul en el capítulo Cuentos en prosa. En esta edición el
texto ya apareció con el título El rey
burgués y el Cuento alegre ya
pasaba a convertirse en subtítulo.
Este
cuento es un ironía desde su titulo hasta el final, ya que en primera instancia
hace alusión a un cuento alegre cuando en realidad nos narra la triste historia
de un poeta considerado parte de una colección en el jardín del rey que es
condenado a morir congelado por un filosofo por parecer una persona de poco o
casi nada de valor. Bueno, esta actitud
desesperada que se tiene hacia los poetas no solo se ve en este cuento, lo
refleja de forma adecuada el prologo del poema
del Niágara de Juan Antonio Pérez Bonalde hecho por José Martí donde nos
describe los tiempos ruines para los hombres que sacan sus sentimientos y
pensamientos del alma, donde se refiere a los poetas como “pálidos y
gemebundos” (véase en el prologo del Poema
del Niágara de Juan Antonio Pérez Bonalde de José Martí, pág. 1).
El rey burgués se refiere también a la posesión de
objetos valiosos que posee el rey en su poder, oro, sabios de todo el mundo,
libros, etc. pero que no son valorados en realidad por él, sino más bien los
tiene por el gusto de tenerlos, son objetos y personas que no necesita para
sobrevivir ni para entretenerse solo para mirarlos y contemplarlos. Al igual
que Rubén Darío, José Martí también nos habla de las personas que tienen la
absurda necesidad de poseer comodidades y cosas valiosas pero que no son
valoradas intelectualmente como se debiera, cuando dice: ”¡Ruines tiempos, en que no priva más arte que el de llenar
bien los graneros de la casa, y sentarse en silla de oro, y vivir todo dorado;
sin ver que la naturaleza humana no ha de cambiar de cómo es, y con sacar el
oro afuera, no se hace sino quedarse sin oro alguno adentro!” véase en
el prologo del Poema del Niágara
de Juan Antonio Pérez Bonalde de José Martí, pág. 1) nos trata de hacer ver que
el tener cosas de insuperable valor nos hace el olvidar el verdadero valor de la vida y la naturaleza del ser
humano, nos dice que debemos sacar a flote nuestra voz interior para expresar
los sentimientos.
Es
importante también analizar la figura del filósofo que en este cuento, la
importancia que tiene su decisión en cuanto al rey, la facilidad de poder
emitir un juicio sobre los artistas que eran llevados al castillo y la
seguridad que se logra reflejar cuando sugiere condenar al poeta. ¿Por qué esta
seguridad, este poder de enjuiciar a una persona? Lógicamente es por su
historia, por la importancia que siempre se le dio a la razón y la verdad
absoluta del mundo. Desde el tiempo de los griegos los filósofos han sido las
personas más influyentes en la vida de la realeza por lo que son considerados los
poseedores de la gran verdad. Esto se puede comprobar cuando Platón en La República, expulsa a los poetas de la
ciudad por considerar que la poesía era subjetiva e inadecuada para enseñar. Sin
embargo, no todos los filósofos tuvieron ese pensamiento ególatra, existió un
grupo que perteneció a las escuelas morales helenísticas cuyo
objetivo era enseñar a mujeres y niños el arte de la vida. Entre ellos se
pueden destacar a Epicuro Diógenes e Hiparquia quienes a pesar
de no tener un espacio dentro de nuestra educación tuvieron un papel importante
dentro de la sociedad de ese entonces.
José
Martí por su parte, pone a la naturaleza como contradicción a todo lo que es
lógico, en consecuencia los tiempos que vendrán de goce en sí mismos pertenecen
a los poetas y no a los filósofos.
Como
podemos apreciar en este cuento el poeta es un artista que se mueve por la
intensidad de su espíritu, saca a relucir todo su talento a través de versos
que espera sean escuchados pero las personas tienden a no valorizar su arte y
muchas veces a ignorarlo como este rey que no supo apreciar la intención de sus
palabras. El poeta no es solo parte de una colección, representa la
perseverancia, la pasión y el amor por la literatura y los sentimientos tal
como lo demuestra cuando se está muriendo de frio y hambre en el jardín pero
sin perder la esperanza de que el próximo día fuera mejor.
Lissette Cubillos
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