En esta ocasión
recogeré una de las mejores obras del gran escritor Rubén Darío el poema
“Lo fatal”, autor
que se ha destacado por ser uno de los
impulsores del modernismo crítico, movimiento que reaccionó contra lo que se ha
venido haciendo por años, no reprocha derechamente el romanticismo pero sí la
falta de imaginación, la frase hecha, el
cliché de la forma y de idea. De ahí la explicación del porque elementos del
romanticismo, y de otros movimientos literarios anteriores encontraron eco en
el modernismo.
Darío nos
presenta en su obra el dolor ante la vida y la muerte, dejando entrever su conciencia
trágica ante el inevitable paso del tiempo y la fatalidad de la muerte; siendo consciente de su incapacidad para detener el curso
de la vida y llegar al final trágico, mostrándose frágil frente al destino que,
a pesar de haber sido feliz, no puede evitar el dolor y el sufrimiento ante la
muerte.
Lo fatal
sobresale del resto de sus obras porque
a través de ella se expresa el
pesimismo, la desolación y la duda de Darío, expresando en cada verso una
profunda tristeza e incertidumbre de su ser,
cuestionando el sentido metafísico del
mundo y encerrando al artista que sólo contemplaba la belleza eterna de la
naturaleza. De este modo, se aprecia en el poema el fuerte influjo de
Schopenhauer en Darío, filósofo alemán que se opone a la vida trágica, la que
considera un malestar incesante. El sufrimiento, para él, es adyacente a la
vida bajo la forma de un deseo de felicidad siempre insatisfecho, que termina
por hacer caer al hombre al abismo del aburrimiento y el pesimismo.
A medida que el
conocimiento es más claro y el hombre es más consciente, el dolor se hace más
evidente; por eso resulta interesante como Darío usa el lenguaje y la métrica
en esta obra, aplicando el lema de una de sus grandes influencias, Paul
Verlaine: " La música antes que
nada". Tanto para él como para todos los modernistas la poesía era, ante
todo, música. De ahí el énfasis al ritmo lento y repetitivo que le da al poema,
como el uso de la métrica que aplica
para enriquecer aún más su obra. No cabe duda que es un gran exponente de la
literatura latinoamericana rompiendo bruscamente la métrica tradicional.
Además, tiene la
facilidad para exteriorizar su angustia existencial que lo aflige, lanzando un
grito afligido ante el misterio y la angustia existencial: ¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos…! Busca
una respuesta, aparentemente, pero está solo con sus dudas sobre la vida, la ubicación del hombre en el universo, cuestionando
de donde somos, adonde vamos, de dónde
venimos. Sorprende la forma
exagerada en que expresa la angustia de estar vivo quejándose de su estado consciente:
“pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo ni mayor pesadumbre que
la vida consciente”.
El uso de las retóricas, contraponiendo la
afirmación y la negación, son algunas que se presentan a lo largo del poema:
ser y no saber; ser sin rumbo; lo que conocemos, y no saber a dónde vamos, ni
de dónde venimos. También la contraposición entre la vida y la muerte: y la
carne que tienta con sus frescos racimos; y la tumba que aguarda con sus
fúnebres ramos.
Darío con el afán
constante de criticar a la literatura romántica
busca la forma para que el clímax de la obra esté reflejado en los últimos dos
versos: ¡Y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos!...logrando un final en suspensión. Con innovación y
constancia consigue darle vida al modernismo, volviéndole la espalda a los
viejos cánones y a la simpleza de la expresión; caminando incesantemente en
búsqueda de algo nuevo; será una expresión más sencilla, un estilo más libre e
independiente, no lo sé. Lo que sí sé es que con esta obra el Modernismo
logra su madurez completa. Por eso no hay misterio en la vigencia de estos versos, y
la explicación es simple: se trata de la pregunta que tantas personas nos hemos
hecho en algún momento de nuestras vidas, y que son inquietantes dudas en la
conciencia del poeta. Ya él obtuvo la respuesta, pero una pregunta sigue en
pie. ¿Qué nos espera después de la muerte?