Si
pensamos en el dicho católico: “la necesidad tiene cara de hereje”; podemos
pensar en el poeta que nos presenta Rubén Darío; pero la pregunta es, ¿qué necesidad
tenía este poeta?, unos pueden pensar que su necesidad era fisiológica, otros
pueden omitir los primeros peldaños de la pirámide de Maslow (también llamada Jerarquía
de las necesidades humanas, es una teoría propuesta por Abraham
Maslow en su obra Una teoría sobre la
motivación humana en el año 1953; esta teoría sicológica plantea una
jerarquía de las necesidades humanas, diciéndonos que mientras estén
satisfechas las necesidades básicas, los seres humanos desarrollarán
necesidades y deseos más elevados[1]) y
sentir que la necesidad de este poeta es artística, esa necesidad que muchas
veces hace transar los principios por una pisca de escenario o por un aplauso
tardío. Para el artista, su necesidad básica será siempre la alabanza del
público, por diverso y ajeno que este sea.
El
rey burgués es un cuento del libro “Azul”,
publicado por primera vez el año 1888 en la ciudad de Valparaíso, este libro es
considerado uno de los más importantes y característicos del Modernismo. Cuando
hablamos de las vanguardias, muchas veces ignoramos que hay tres que se desarrollaron
en nuestra cultura latinoamericana, como lo son el Creacionismo con Vicente
Huidobro, el Movimiento Antropófago con los brasileños Andrade, Do Amaral, entre
otros y el Modernismo. Este último movimiento es muy importante, ya que marca
un precedente para los otros dos, como principales características encontramos
un rechazo a lo aristotélico (rompiendo las unidades de tiempo, espacio y
acción), el uso de la mitología, la reivindicación de las temáticas indígenas
dentro del arte, una rebeldía contradictoria y un profundo rechazo a la
burguesía.
Este
cuento se caracteriza por lo contradictorio, ya que a pesar de ser un drama,
Darío lo cataloga como un “cuento alegre”; es la historia de un poeta que se ve
obligado por un rey “burgués” a maniobrar una caja de música. El poeta acepta
la tarea, tan solo por la necesidad que provoca el hambre, pues no estaba
desarrollándose en ningún lado… como dice Quelentaro: “cesante, hermano carnal del hambre y pariente lejano de la muerte” Esta
tarea que no lo satisface lo lleva a la muerte solitaria de un artista
incomprendido, un artista que viene del mundo burgués y muestra su arte para,
por y en el mundo burgués; no obstante, este artista se desentiende del mundo
que lo concibió.
Rubén
Darío apellida al rey con el adjetivo de burgués, pero,¿qué es burgués?;
sabemos que la burguesía nace en la Edad Media, siendo el gentilicio de los
habitantes de los burgos, pequeños poblados independiente a los feudales, donde
se generaba la economía. Los burgueses reaparecen en gloria y majestad el año
1798, cuando sucede la Revolución Francesa, este grupo fue el artífice del
derrocamiento del rey Luis XVI; por lo tanto estamos frente a una
contradicción, porque se nos presenta a un rey con su antítesis; se supone que
la burguesía quería derrocar la Monarquía por los vicios que había en ella,
siempre intentando llevar al pueblo a una justicia social, de ahí la frase de
Montesquieu, donde estaban presente los conceptos de libertad política, de fraternidad y de igualdad[2],
o de rechazo a una sociedad dividida, o las nuevas teorías políticas sobre
la separación de poderes del Estado; sin embargo, tenemos un rey burgués,
quizás porque realmente la historia nos comprueba que no eran contrarios, sino
que la burguesía quería tener los poderes económicos, políticos y sociales
característicos de la monarquía. En este punto recordamos la teoría del “Materialismo
Histórico”, en la cual la burguesía se caracteriza por las relaciones sociales
de producción, cumpliendo la función de la clase dominante frente al
proletariado, quienes son los dominados; la acumulación del capital de la
burguesía se produce por la dominación sobre el proletariado.
Sabiendo
las características de un burgués, entendemos que Rubén Darío quiso mostrar a
un rey grotesco y burdo, preocupado de las cosas superfluas; poseedor de
riquezas, excentricidades, lo cual lo convertía en un rey particular, pues siempre
buscaba la satisfacción, era un hedonista por naturaleza. Un buen día, aparece
un poeta, el rey queda sorprendido, pues no sabía qué era lo que un poeta
realizaba; es ahí cuando quiso hacerse de él, ya que no podía dejar de pasar
por alto la oportunidad de tener uno y así aumentaría su lista de objetos. El
poeta intentó convencer al rey sobre las características estéticas que tenían
las obras de arte, le habló de los principios morales y de los contextos de
producción; eso al rey no le importó y lo envió a hacer una tarea que no era
para él, el poeta estaba hambriento y no dudó en hacer lo que el rey ordenaba
por un poco de comida. Nuestro poeta realizó la misma tarea hasta el día de su
muerte, siendo esta solitaria: “…al pobre
diablo de poeta, como gorrión que mata el hielo, con una sonrisa amarga en los
labios, y todavía con la mano en el manubrio…[3]”
(Extracto del cuento “El rey burgués” de Rubén Darío).
Marta
Traba, en su “Teoría de la Resistencia”, nos
muestra dos posturas dentro de los artistas: una trata al artista como un ser independiente y otra, como un ser político; sin embargo, ambos artistas siguen produciendo sus obras
dentro de una misma clase social y política: la burguesía. ¿En qué
momento se transan los principios y nos vemos obligados a transformar
nuestro arte en beneficio de los poderes económicos y no en beneficio de lo que
nosotros queremos? Si el artista político tiene sus ideales claros, entonces
debiera mostrar su arte al pueblo; pero hay varios artistas que niegan esta
oportunidad aludiendo al no entendimiento de la obra, la falta de cultura y la
ignorancia que tiene el pueblo; en este punto parafraseo a Paulo Freire, quien
dijo una vez: “La cultura no es
atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados «ignorantes» son hombres y
mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello
son sometidos a vivir en una «cultura del silencio”[4]. Por
lo tanto, nosotros como artistas, tenemos la obligación moral de mostrar la
cultura al pueblo, de educarlos en la lucha de clases, y esto será mucho más
didáctico haciéndolo través del arte.
Sin
embargo, vemos en este cuento a un artista buscando cubrir sus necesidades,
incluso a costa de su dignidad, como dice Traba: “(el arte) Concebido como un
servicio con el destino expreso de dar satisfacción a la burguesía y al mismo
tiempo de presentar los valores y puntos de vista de un mundo burgués…”; por lo
tanto vemos que los artistas juegan con la muerte, queriendo desprenderse de la
burguesía por una parte y por otra, siguiendo con el arte para y por ellos. Por
esto Traba nos dice que: “El artista
actual sigue siendo burgués y continúa expresando el mundo de la burguesía”.[5]
Débora Castillo
[1]
Abraham Maslow, “Teoría sobre las necesidades humanas”, Editorial Kairos,
España, 1953.
[2]
Montesquieu, “Del espíritu de las leyes”, Alianza Editorial, Madrid, 2003.
[5] La
cultura de la resistencia. Fernando Alegría,
“En Literatura y praxis en América Latina”, pág. 49-80, Caracas, 1974.