El cuento que decidí analizar es “El corazón delator” de Edgar Allan Poe, pues es una de sus obras narrativas más destacadas y
además fue el primer cuento que llegó a
mis manos de este maravilloso escritor. Poe me gusta porque el modo en que él
escribe ciertamente me apasiona, de hecho es uno de los pocos autores que logra
captar totalmente mi atención y me transporta dentro de sus historias,
obligándome a utilizar de lleno mi atrofiada imaginación. Él conoce la fórmula
perfecta para atrapar a cualquier persona y convertirla en un incansable
lector. Es gracias a sus cuentos
macabros, sus escenarios misteriosos y sus temáticas sombrías sobre la
naturaleza humana que logra llegar hasta lo más profundo de las entrañas, donde
no se puede negar quienes somos ni lo que podemos llegar a ser.
El nombre original de este cuento es “The Tell-Tale Heart”, por lo mismo es que
traducido al español también lo encontramos por el nombre de El corazón
revelador. Como ya lo mencioné anteriormente, este cuento fue escrito por
el autor norteamericano Edgar Allan Poe destacado por sus variadas obras de
estilo gótico.
El corazón delator, fue publicado
por primera vez en el periódico literario “The Pioneer”, en enero de 1843, posteriormente fue republicado en el
periódico del propio Allan Poe, llamado “The Broadway Journal” en 1845.
El argumento de la obra es un crimen, como es típico de los cuentos de Poe,
que nos sumerge con bastante facilidad en mundos fantásticos, llenos de
elementos “oscuros”. Estos elementos son propios del “Romanticismo oscuro” que
es un subgénero literario que nace en el siglo XIX a partir de un movimiento
filosófico, llamado “Trascendentalismo” y trata la temática del pesimismo en la
naturaleza humana, reflejada en cada uno de los textos de este escritor. Es por
esto que la mayoría de los personajes de los relatos de Poe son seres al
límite, seres fácilmente capaces de ser corrompidos por los pecados y las
tentaciones, como es el caso de este metódico hombre que decide asesinar al
anciano con ojo de buitre (protagonista del corazón delator).
Es otra de las razones de haber escogido un texto de este autor, pues me
fascina la facilidad con la que logra hilar a cada uno de sus personajes,
creando narraciones perfectas en las que ningún detalle sobra o está puesto al
azar, pues a medida que nos vamos adentrando en su literatura, nos damos cuenta
de que cada dato que coloca, luego nos lleva a algún nuevo hecho o conclusión
que nos ayuda a dilucidar el misterio que se nos planteó al comienzo.
Al principio de la obra el personaje principal que no posee nombre, ni una
relación certera con el personaje secundario parte indicando con vehemencia que
no está loco y que su único problema es que siempre ha sido tremendamente
nervioso (para justificar de este modo el crimen que ha cometido). Si nos
fijamos detenidamente, en la mayoría de los cuentos de Poe, él hace alusión a
las obsesiones humanas, al modo en que las personas pueden llegar a perder la
cabeza a causa de determinados factores, factores que acaban cruzando la
delgada línea existente entre la locura y la cordura. De hecho, en esta
obra lo que más recalca el protagonista es su supuesta cordura o normalidad,
cuando realmente a medida que avanza su relato con una calma tan fría e
inhumana lo único que logra demostrar es su falta de juicio a través de la culpabilidad del crimen cometido con
suma agudeza y premeditación y sin embargo sin ninguna motivación, fuera de la
oscura obsesión y desagrado que le producía el “ojo de buitre” del anciano. “Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco.
Pero los locos no saben nada. En cambio... ¡Si hubieran podido verme! ¡Si
hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado... con qué
previsión... con qué disimulo me puse a la obra!”
Como ya se mencionó anteriormente en este cuento se hace escasa alusión a
la relación existente entre los personajes, además de omitir sus
nombres puede que esto fuera para que el lector se centrara más en los
hechos y el en contexto más que en los
personajes en si, pues si hay algo que se encuentra plenamente desarrollado en
la esta obra literaria es el espacio y el modo en que ocurren las cosas. Lo que
más se resalta es la implacable obsesión que produce en el personaje principal
algo tan sencillo como un ojo o los latidos de un corazón.
Otra de las cosas que llama la atención en este cuento es que no está
ordenado cronológicamente, pues al inicio se da una conversación donde el
protagonista narra el modo en que cometió el crimen, además de sus razones,
entonces nos damos cuenta de que no es el comienzo de la historia, sino el
final, pues en esa conversación el personaje principal se está confesando
con los policías que llegaron hasta su residencia para indagar sobre lo
sucedido.
A medida que seguimos con la lectura del dicho cuento, nos encontramos con
una segundo obsesión, que acaba gatillando en el asesinato del anciano y
volcando en él toda la ira del protagonista, con esta segunda obsesión, nos
referimos al sonido que producían los latidos del corazón de la víctima, latidos
que acabaron sellando su destino, así como también el destino del
victimario. Cosa que también ocurre en otro de sus cuentos más
famosos El gato negro, recordemos que en este cuento, publicado en
1843, también nos encontramos con un crimen propio de los más bajos instintos
humanos, que desencadena en una “suerte de tragedia” tanto para la víctima,
como para el victimario. En el caso de El corazón delator, son
estos latidos los que acaban comprobando su falta de juicio, además claro de su
innegable culpabilidad, pues al término del relato el protagonista ya no
aguanta más el latido que aún después de muerto, sigue produciendo el ruido
infernal que tanto le atormenta y finalmente lo hace dejar de fingir y revelar
tanto el crimen como el lugar donde estaban ocultos los restos de su víctima
“-¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos
tablones! ¡Ahí... ahí! ¡Donde está latiendo su horrible corazón!”
Por Valentina Medina.
0 comentarios:
Publicar un comentario